Bienvenida a Matrescending
La llegada a la maternidad puede cambiar profundamente tus valores y provocarte una crisis de identidad, en los que tu nueva realidad no encaja con tus sueños profesionales. Te acompaño en este camino de incertidumbre, ayudándote a redescubrir lo que te apasiona, reformular tus objetivos laborales y emprender una carrera que esté en sintonía con tu nueva identidad como madre.
Hola, soy Diana.
Tras 13 años trabajando en Marketing para varias empresas multinacionales y en varios países, nada ni nadie pudo prepararme lo suficiente como para afrontar el enorme cambio de identidad y la agitación interna que trajo consigo la maternidad, hace ahora 2 años.
Tenía unas expectativas muy altas en cuanto a mi rol como madre, ya que mi propia madre había dedicado toda su vida a mí y a mi hermano. Sin embargo, esto entraba en conflicto directamente con las también altas expectativas que tenía con respecto a mi carrera laboral y mi necesidad de ser independiente y de tener el control sobre mi vida.
Me reincorporé al trabajo después de la baja maternal cuando Lua tan sólo tenía 3 meses. Sentía una rabia profunda hacia una sociedad tan centrada en lo productivo, que me obligaba dejar a Lua con otra cuidadora antes de poder ni siquiera sentarse por sí sola, cuando físicamente me dolía desprenderme de ella cada mañana.
Durante meses traté de demostrarles a todos (y a mí misma) que todavía era la misma mujer ambiciosa que era antes de ser madre. Y que además de eso, podía dedicarle el mismo tiempo a la maternidad que el que dedicó mi madre. Durante ese primer invierno de guardería, un virus nuevo se colaba cada semana en nuestra casa, haciendo que conciliar cada vez fuera más estresante. Pero en vez de pedir ayuda, la Superwoman aparecía para decirme que yo sola era capaz de todo. Y llegó un momento que ese nivel de presión y de perfeccionismo que siempre había estado en mí se convirtió en algo insostenible... y colapsé.
Lo peor de haber pasado por esta crisis de identidad tan grande fue el sentirme tan sola. Viviendo lejos de mi familia en España como expat en los Países Bajos, sin una tribu que me sostuviese, sin manos suficientes que ayudarme a cuidar a Lua. Y sobre todo con esa creencia tan arraigada en mí que me impedía el pedir ayuda cuando no podía más. El hecho de no tener palabras para explicar lo que me estaba pasando, solo consiguió que me aislase más y más.
Por eso, la primera vez que escuché la palabra Matrescencia, algo hizo click en mí. Me pasé meses devorando libros, podcasts y artículos científicos para entender bien cual era esa transformación por la que pasaban las mujeres al convertirse en madres. Y a entender que se puede ser fuerte al ser vulnerable y pedir ayuda. Por fin había encontrado las palabras que necesitaba para explicar (a mí misma y el resto del mundo) eso por lo que estaba pasando.
Y también empecé a tener una mayor compasión conmigo misma, al darme cuenta de que, al nacer Lua, también nació otra versión de mí, con nuevos valores. Y a tomar decisiones que se alineaban con esa nueva identidad.
En ese proceso de transformación y de cambio de valores, surgió mi nuevo propósito de vida. Y es así cómo me certifiqué como Life Coach por ICF and EFIC y especializarme en el acompañamiento a mujeres en su maternidad y matrescencia, certificándome por Mama Rising.